
A veces sólo el tiempo logra ponernos en perspectiva para poder ponderar con mayor claridad los hechos de los que somos testigos.
Hace unos días, nos conmovió la noticia de la caída de una avioneta con diez tripulantes en el sur de Chile. Estamos en invierno y los que algo conocemos del sur ya nos imaginábamos el final ante la noticia del accidente, ante la dificultad del rastreo de la nave y frente al eventual posterior rescate de las víctimas.
En los siguientes días las noticias de la televisión nos ponían al corriente de los nulos avances en descubrir los restos de la nave siniestrada y ya nos hacíamos a la idea de un desenlace trágico y fatal.
Sin embargo, después de unos días, conocimos la noticia de que habían detectado los restos de la nave y que sí habían sobrevivientes. Una vez rescatados, comenzamos a conocer la historia de los sobrevivientes y los detalles del accidente. Nueve sobrevivientes de diez que se accidentaron.
Lo sorprendente de todo esto es lo que sigue. El piloto de la nave, no sólo llevó la nave hasta el mejor lugar para caer, pues capotó ante las inclemencias del tiempo, sino que gracias a ese esfuerzo todos quedaron vivos... luego y a pesar de estar gravemente herido, siguió guiándo a los pasajeros de su nave para que pudieran aprovechar todas las circunstancias para sobrevivir y los condujo en esta senda hasta que se apagó su luz...
Nelson Bahamondes fue despedido en su Logia Masónica.... dio testimonio de valentía, de humanidad, de entrega por sus semejantes, de heroísmo y de silencio.... (su último deseo fue que al morir, pues estaba gravemente herido, le cerraran su boca.... simbólismo del que se va en silencio, con la tranquilidad del deber cumplido)
No hay comentarios:
Publicar un comentario