lunes, 8 de marzo de 2010

LA LECHE Y LOS LACTEOS, LA GRAN DECEPCIÓN


"Nada de lácteos", es la orden de mi nutricionista. Después de escuchar una retahíla de los achaques que éstos provocan, incrédula, corro a consultar con el doctor José María Zubirán, mi médico de confianza, y me asombra su respuesta: "Pues, ¡claro! Me parece perfecto. La leche y sus derivados, después de los cuatro años de edad, ya no son necesarios, y sólo te causan problemas".

Pero, ¿cómo? ¡Si toda la vida nos han dicho que la leche es lo más sano del mundo! Todavía sin estar del todo convencida, consulto otras fuentes, y me quedo con la boca abierta con lo que me entero.

"La leche y sus productos derivados son los mayores contribuidores a la industria de la enfermedad, que representa 2 trillones de dólares", afirma el economista Paul Zane Pilzer en su libro The Wellness Revolution. Pero, ¡ojo!, además, la leche causa osteoporosis, alergias, constipado, flatulencia, cáncer, obesidad, enfermedades del corazón e infecciones.

¿Cómo lo ves? Pues sí.

Es muy probable que este artículo no les agrade a muchas personas; sin embargo, cada vez es más fuerte la voz que lo declara y que no podemos ignorar en aras de proteger intereses económicos.

Es más probable que el consumo de leche cause, y no prevenga, la osteoporosis. Diversos estudios en Harvard, Yale, Penn State y en los National Institutes of Health en Estados Unidos, lo confirman.

De hecho, el alto contenido de proteína (caseína) que contienen los lácteos, drenan el calcio del cuerpo. Y para acabar de sorprendernos, el calcio que contienen de manera natural los vegetales y frutas es más sano, más fácil de absorber y más abundante.

Por si fuera poco, los expertos afirman que los lácteos son la principal causa de que más del 65 por ciento de la población en Estados Unidos tenga sobrepeso y obesidad. Me pregunto, ¿será igual aquí?

Más preocupante aún es saber que además de contribuir a padecer osteoporosis, la leche contiene hormonas, antibióticos, pesticidas y es causante de varias enfermedades infecciosas.

¿Sabías que una vaca típica del campo, puede darnos hasta cuatro litros y medio de leche al día, mientras que la industria moderna tortura a estos animales para hacerlos producir hasta 45 litros al día?

Esto se debe a que hoy les suministran cantidades masivas de hormonas especiales, como la de crecimiento bovina (BGH) y esteroides para aumentar la producción. Esto provoca que sus ubres sean tan grandes que se arrastren por el piso y se infecten, lo cual conlleva al uso de antibióticos constantes.

A la hora de conectarlas a los succionadores de metal, estas lindas sustancias permanecen en la leche, aun después de procesarla, lo que causa serios trastornos en las personas, en especial en los niños que las consumen.

¿Has notado cómo ahora las niñas tienen su menstruación mucho más temprano que las niñas de antes? ¿Y que el desarrollo de sus senos es mayor?

Lo que todos nos preguntamos es:
¿Cómo es posible que nadie diga nada al respecto? La respuesta es muy sencilla. Las empresas lecheras invierten millones de dólares cada año en la mercadotecnia de sus productos. Y el consumidor promedio, es decir tú y yo, no gastamos nuestro tiempo en investigar reportes médicos y, en cambio, sí vemos revistas y mucha televisión.

Independientemente de todo lo anterior y siguiendo las instrucciones de mi nutricionista, desde hace meses no consumo nada de lácteos. Y sin hacer ninguna otro cambio en mi alimentación, tanto mi esposo y yo no sólo hemos perdido peso, el colesterol nos ha disminuido, nos sentimos más ligeros, la digestión es mejor y la energía también.. Así que te invito a que tú también, lo consideres.

Es como para pensarlo un poco
(GABY BARGAS)

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